jueves, 12 de abril de 2012

¿CRISIS EN ESPAÑA?, HABLEMOS DE CRISIS, ENTONCES


Lo primero que me viene a la cabeza cuando me piden que hable de la crisis económica en España es la pregunta: ¿Crisis? ¿Qué crisis? En primer lugar porque es lo que dijo (o insinuó) el ya ex presidente José Luis Rodríguez Zapatero cuando esta situación ya nos acechaba.

Jon Imanol Pérez Ternero
Especial Amurrio – País Vasco
Corp. Júraco

Pertenezco a un numeroso grupo de personas que piensan que lo que sufrimos hoy es una estafa perpetrada por la élite financiera mundial y no tanto una crisis. El objetivo no es otro que seguirse enriqueciendo a costa de los demás, sobre todo (al menos en el caso de España), a costa de una clase media en peligro de extinción, es decir, de una brecha cada vez mayor entre ricos y pobres.




Es evidente que, sea con el nombre que sea, no es una buena situación para la población. Centrándonos en los y las jóvenes, estamos ante una situación crítica en la que ser bueno en algo, tener estudios, incluso superiores más allá de una carrera, no asegura nada; contrario a ello, se podría decir que no sirven de nada. Y no hay que tomarlo como desmotivación, es lo que nos ha tocado vivir y en el ingenio estará la clave, si no queda otra forma, para salir camino a otro país donde la situación esté mejor.

La Burbuja Inmobiliaria, origen de la situación



Pero tenemos que remontarnos unos años. España vivió, desde el Gobierno de José María Aznar, una falsa situación próspera que llevo a vivir en una permanente irrealidad a varios palmos del suelo. Fue un momento en el que las condiciones invitaban al joven a abandonar los estudios porque la construcción le proporcionaba un buen sueldo mensual sin necesidad de seguir estudiando. He aquí una de las claves de la llamada crisis, la burbuja inmobiliaria.

Podría explicarlo, pero que no hay mejor forma que verlo en este excelente video de Aleix Saló, una de las mejores explicaciones que he podido ver hasta hoy:









Por otra parte, también en referencia a la juventud, pero extendido a muchas otras generaciones, durante el año 2011 vivimos el surgimiento de una serie de movimientos sociales en los que muchos y muchas observan la esperanza del futuro. 


Son (o somos) los denominados por los medios como “indignados” o “Movimiento 15M” (por la fecha en que empezó a florecer, 15 de mayo). Se puede decir que este Movimiento consiguió despertar la conciencia de gran parte de la población, que tomó las calles en busca de un cambio o al menos de inquietar a la intocable clase política.


Estas protestas se sumaban a las anteriores y no tan mediatizadas (según el medio) revueltas de la conocida como “Primavera Árabe” que reclamaba la democracia en diferentes países, especialmente de la zona norte de África. Después surgieron otras como la denominada Occupy Wall Street en la ciudad de Nueva York. 

Las protestas cada vez más generalizadas desembocaron el pasado 15 de octubre en una movilización mundial en más de 1000 ciudades de unos 90 países. Algo de esperanza entre el aplastante dominio de un sistema capitalista que parece agonizar, aunque siga pegando fuertes coletazos al mundo.

Pero a pesar de aquella esperanza, la situación en España no ha cambiado si no a peor y la actualidad es cada día más indignante si cabe. Desde la vuelta al poder del Partido Popular (partido con el que gobernó el anteriormente mencionado Aznar, quien allá por 2003 decidió por su propia voluntad y ante la negativa de la gran mayoría de la ciudadanía, llevar a España a la guerra de Irak) a través de Mariano Rajoy. No hay día que dejemos de ver como se coarta un poco más nuestra libertad, nuestros derechos o como en general se nos humilla.

 

En este mismo momento, se dice en algunos periódicos oficialistas que La resistencia pasiva será considerada atentado contra la autoridad, y agrega: “Además, hacer convocatorias en Internet será considerado integración en organización criminal”. 

Ante noticias como ésta, no quedan más opciones que frustrarse a vivir otros diez o quince años más de “crisis” o  movilizarse por un cambio radical que vaya más allá de los recortes (contradictorios ya que en una misma semana hablamos de reducir 10.000 millones en sanidad y educación y a la vez dar unos 50.000 millones más a los bancos) con los que este gobierno pretende “solucionar la crisis”.

 


No puedo terminar sin recordar algo que siempre me gusta tener presente: ¿Quién originó esta situación de crisis? ¿Quién está pagando por ello? ¿Por qué nadie toma el ejemplo de Islandia que condenó a los verdaderos culpables y ya comienza a recuperarse? Cuestiones que dan mucho que pensar ante un futuro cada día más incierto.

1 comentario:

Anónimo dijo...

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