jueves, 5 de mayo de 2011

“LOS QUE DEBIERON ESTAR NO ESTUVIERON”

Luego quedarse muchos por fuera del Foro sobre Ley de Víctimas, familiares de asesinados por grupos armados ilegales buscan ser escuchados. Dicen que no se les ha cumplido.

Jhon Fredy Nagles Soto
Escuela Minga del Sol
Corresponsal Florencia - Caquetá.


Unos empujaban, otros gritaban pero todos coincidieron en afirmar que “los que debieron estar no estuvieron”. El calor despertado a las afueras del Auditorio Comfaca, lugar donde se desarrolló el Foro, contrastaba con la frescura del aire acondicionado disfrutado por personalidades de la alta política caqueteña, quienes escucharon atentamente las palabras de los congresistas de la Comisión Primera del Senado. Ellos, muy elocuentes, explicaban a los elegantes dignatarios sobre algunos de los apartes de Proyecto de Ley.

Ese es el contexto del otro lado de la historia vivida por quienes en carne propia vieron morir sus hijos, sus padres, amigos, sobrinos a manos de grupos armados legales e ilegales, pero que no escucharon lo que el Congreso les tenía que decir sobre sus derechos. “Es que mire, el auditorio está lleno, donde quiere que los metamos”, uno de los funcionarios de la Alcaldía de Florencia alegó a la exigencia que haría uno de ellos al lograr entrar al recinto. El lugar estaba lleno de políticos, periodistas, altos funcionarios, pero muy pocos de los familiares que necesitaban saber sobre las garantías a las que tendrían derecho al aprobarse el Proyecto de Ley 213 Senado y 085 Cámara. Algunos venían de zonas rurales de los municipios de Caquetá. Otros, la mayoría viven en Florencia, asentados en tugurios improvisados.

La comunidad se expresó

Mientras los familiares de los desaparecidos esperaban impacientes, los de adentro solo escuchaban de realidades que tal vez ellos no vivieron.  
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 Mientras otros entraban y no se percataron de la presencia de los principales personajes de este tema, nos detuvimos a escuchar a quienes, en medio del sudor de una mañana calurosa, tenían su historia que contar. Una de ellas es Otilia Medina, madre de tres jóvenes asesinados por grupos armados. Según su testimonio, un día llegó un grupo, sacó a sus hijos y se lo llevaron, sin nunca antes saber de ellos.

Sobre su situación, doña Otilia dijo que se les había informado que podían ir. Sin embargo, la recibió una puerta cerrada. “A nosotros nos informaron por los medios de comunicación que hoy podíamos venir acá a este foro y mire no nos dejan entrar. Yo tengo tres hijos que me mataron los paramilitares en por en Cauca. Aquí tengo la papelería que yo llevé a Justicia y Paz y vengo acá y no lo dejan entrar. Eso es injusto”, denunció doña Otilia Medina.

Otra historia es la de Liliana Henao, quien aseguró también que sus familiares desaparecieron y lo que se sabe es que los mataron pero no conoce el paradero de sus cuerpos. Sobre la jornada dijo que “tenemos desaparecidos ya desde el 2004, otros más antes y, hasta ahora no nos han dado soluciones. Necesitamos que la señora Alcaldesa y el Gobierno Departamental se pongan en nuestros zapatos porque nosotros necesitamos también que nos apoyen. Hemos tenido problemas y no nos han dado solución alguna. Por favor, necesitamos que también nos colaboren”, dijo Liliana Henao.

Don José Ángel Guacarí, es otro familiar de tres jóvenes muertos, denunció que sus hijos fueron asesinados por un grupo armado del cual no quiso asegurar que era por temor a represalias. “Mire, en mi caso son cinco víctimas, cinco hijos que me mató, no puedo decir quienes fueron, si fueron los paracos, la guerrilla o si fue el ejercito porque después lo van matando a uno también. Nos tienen plantoniados aquí y no nos dejaron entrar. Esto es solo para los de corbata”, dijo.

Sus hijos fueron Vicente Guacarí, Bolívar Guacarí y Leonargo Guacarí. “Ese es el pago que me le dieron. Ellos pagaron servicio cuando esa gente me le dijeron que era miliciano, luego que paraco. Por eso, me tocó dejar la tierra tirada, y no me da pesar decirlo porque ahora ando solo y he sido derecho siempre”, expresó el viejo, un tanto melancólico.

Además de don José Ángel, escuchamos a doña María Polonia, quien denunció que ninguna institución del Estado le ha dado respuesta a sus interrogantes, porque “siempre que voy a Acción Social me dicen que no se conoce nada que no se conoce, y claro que es desaparecido. Yo tampoco puedo decir que los mataron, porque él se fue a trabajar y jamás regresó. Si no nos iban a dejar entrar, entonces para qué publicaban la convocatoria”, explicó María Polonia Romero, madre de Orlando Vargas Romero, otro de los miles de jóvenes desaparecidos.

El calor despertado de las afueras del Foro sobre la Ley de Víctimas contrastaba con la frescura del aire acondicionado disfrutado por personalidades de la alta política caqueteña.
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Podríamos llenar muchas páginas conociendo los muchos casos que en Caquetá existen de éstos seres humanos, que yacen en lugares como la Galería La Concordia, La Satélite, tugurios como el asentamiento que viene creciendo cerca a El Timy y otros que se abren con las comunidades en situación de desplazamiento de todo el Departamento y el sur colombiano. Mientras ellos continúan su lucha, la comodidad en la realidad de otros, vive a espaldas de la realidad caqueteña.

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