Ella era Natalia. Una niña que deseaba tener un perro, pero su mamá no tenia la plata suficiente para comprarle uno. Su mamá se fue a buscar trabajo y se lo dieron en una casa de familia para hacer aseo; le pagaban 25.000 pesos. Cuando llego a casa le traía a Natalia el perro. Ella se puso muy feliz. Jugaba con su perro todas las mañanas con la pelota. Su mamá era muy feliz con su hija y el perro también era feliz con su familia.

Hasta que un día llegó lo trágico: Salio a la calle, pasó un carro y lo atropelló y la niña estaba buscando al perro. Cuando salio a la calle miro a su perro muerto. Natalia se puso a llorar y ella, llorando, le dijo a su mamá:
- ¡Mami, mami!, me atropellaron mi perrito y se murió –
Natalia ya le había cogido cariño a su perro. Su mamá, entonces, decide comprarle otro a Natalia. A los días, llega su mamá con otro perro. Natalia le cogió más cariño y ella y mateo, su perro, fueron felices el resto de sus vidas.
Fin
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